domingo, 24 de febrero de 2008

Rafael Granero Chulbi PAC 4 sociologia

La nueva estrategia.

"...lo que, en el mejor de los casos, es un trabajo de imaginación [la capacidad potencial como nuevo indicador de una meritocracia natural de la cultura del capitalismo impaciente, por contraposición a la meritocracia basada en el producto realizado, propia de una cultura de la artesanía],... en el peor, esta exploración de talento corta la referencia a la experiencia y los lazos que unen a las circunstancias, renuncia a las impresiones sensoriales, separa análisis de creencia, ignora el poder de cohesión del compromiso emocional y castiga la profundización, todo lo cual lleva a vivir en un proceso, que el filósofo Zygmunt Barman llama de ‘modernidad líquida’, exactamente la condición social del trabajo en los sectores punteros" (Richard Sennett, La cultura del nuevo capitalismo, Anagrama, 2006, pàg. 107)

En esta cita podemos encontrar buena parte de los conceptos cuya comprensión es para Sennett imprescindible para llegar a entender, criticar y finalmente poder disponer de herramientas teóricas para poderse enfrentar al capitalismo impaciente.

El primero de estos conceptos es que la suma de todos ellos representa más un cambio de estrategia que no tan sólo una mera política táctica: el paso del capitalismo social al capitalismo impaciente -paso que se ve en toda su impactante claridad en "los sectores punteros"- sólo se puede hacer en la medida que se interiorizan unos cambios sociales y culturales. Cambios que, siguiendo a Sennett, podríamos concretar en:

1) Primacia de la potencia sobre el acto1. El capitalismo impaciente valora más la posibilidad que el hecho (Sennett asocia lo realizado al esfuerzo inherente a la artesanía, esfuerzo que ahora se ve discriminado, puesto que hoy se "castiga la profundización"): tanto en el trabajo como en el consumo. El valor de uso del producto (aquello que sé hacer bien y aquello que utilizaré) queda apagado ante la "venta" de posibilidades (aquello que podría hacer o utilizar). La tecnología ayudará a desdibujar los perfiles de los productos: es lo "dorado" que esconde la realidad. Es, finalmente, el poder de la marca por encima del poder del producto2.

2) Asunción de la anomia social como alternativa a la autonomía social. Este es, muy posiblemente, el cambio mayor -" ignora el poder de cohesión del compromiso emocional"- incluido en la nueva estrategia, y al cual el resto de conceptos, más que interrelacionados -que lo están-, parece que estén subordinados: no es sólo que provoquen anòmia, sino que les hace falta la existencia de ésta por existir3.

3) Imposición de la discriminación que una supuesta objectividad ejecuta (especialmente en los procesos de selección4 -y en el tratamiento actual de la meritocràcia- en los que de alguna manera investigadores y directores de recursos humanos niegan la realidad de la existencia de diferentes relatos vitales, diferentes culturas...) al no tener en cuenta el entorno social, la cultura subyaciente y la historia del individuo (aquello que ha hecho, punto relacionado con el punto 1)): "exploración de talento corta la referencia a la experiencia y los lazos que unen a las circunstancias".

4) La destrucción controlada (liquidación en proceso: tan brutal alcanza a ser el cambio5) de ciertas instituciones, especialmente las basadas en la burocracia piramidal (especialmente del capitalismo social o renano, y de su sustancia: el capital social), que imitaba a la burocracia del ejército, y que existía en las empresas y en los estados. Una jaula de hierro que a la vez cerraba y protegía, forzaba e incluía.

5) La separación entre poder y autoridad. Mientras que la burocracia piramidal en su vértice tenía poder (mandaba) y autoridad (era reconocido), el poder de las burocracias MP3 (mucho más concentrado en un punto central, a menudo ajeno físicamente al resto de centros de trabajo) se desresponsabiliza de sus trabajadores y de las decisiones que toma6, perdiendo por el camino la autoridad y la lealtad de ella derivada: "pues el poder se ha separado de la autoridad" (Sennett, ob. cit. 154).

y 6) La desaparición de la interpretación mediada (meditada, no mecánica) de la realidad -muy relacionada con el punto 5)-, tanto en sentido de la experiencia que viajaba desde los obreros/clases populares hacia los empresarios/políticos como de las órdenes y propuestas que recorrían el sentido contrario. Los detentors del nuevo poder, sintiéndose poseedores de todo, renuncian "a las impresiones sensoriales" de los subordinados y "inspiran una débil lealtad... a la vez que generan... elevados niveles de ansiedad ante la inutilidad" (Sennett, ob. cit. 155).

Instituciones: líquida liquidación.

Con respecto al presente trabajo, tenemos que dejar a un lado aquellos cambios que en ciertas instituciones vienen derivados por un tipo de cambio en la sociedad que hace que una determinada institución ya no cumpla del todo el ser de aquel tipo de cosas externas "que nos solucionan muchos problemas y que ayudan a organizar la vida" (que ens solucionen molts problemes i que ajuden a organitzar la vida) (UOC, Módulo 3 La sociedad II, pàg. 11). Puede ser que incluso hoy nos la complique extremadamente. Nos estamos refiriendo a la Familia7, la Patria8 o al Nacionalismo (en cuanto que Comunidad Étnica9, no en cuanto que Nación y su demos), instituciones todas ellas que -por suerte en nuestras sociedades modernas- ya no nos hacen falta de forma tan peremptòria para protegernos de los avatares de la vida. Las fuerzas que están modificando estas instituciones son de alguna manera reactivas al poder institucional. Estos cambios buscan disfrutar de una libertad personal que, como toda libertad, traerá a su lado un cierto grado de indeterminació, un cierto grado de riesgo, pero que desarrollará sus potencias desde la autonomía y no desde la heteronomia.

Sennett, sin embargo, habla de otro tipo de cambio, aquel que viene impuesto desde las instancias del poder. Antes de avanzar en el análisis de estos cambios conviene, para evitar malentendidos, hacer aflorar la contradicción que, dentro de los conceptos de libertad y seguridad, se esconde en el momento de hablar de los cambios institucionales. Hipótesis: el incremento de seguridad de los que detentan el poder se convierte siempre en un decremento de la libertad de las personas incluidas en sus instituciones; el incremento de la libertad de los detentores del poder se hace a expensas del decremento de la seguridad de las personas amparadas por sus instituciones. Esta relación inversa -que falazment muchos lo esconden bajo una relación libertad/seguridad abstracta cómo si todo el mundo estuviera afectado por igual- es más obvia y más sustantiva en la medida en que más autoritario y totalitario sea un sistema (social, político o económico), y marca categóricamente el grado de desigualdad dentro de un sistema: una gran diferencia en libertad y seguridad de las clases débiles con respecto de las poderosas, sintomático de los estados -en cuanto que instituciones- débiles (o de las partes débiles de un Estado determinado), alimentará una corruptela, ya sea esta generalizada10, ya esté circunscrita, por ejemplo: a la corrupción del ladrillo.

Esta libertad líquida contenida en los cambios que el capitalismo impaciente quiere imponer en las instituciones para él más significativas (Estado y empresas) no son, precisamente y a los ojos de Sennett, positivos: "Lo que yo sostengo se que esos cambios no han liberado a la gente" (ob. cit. 18). El ataque brutal al Estado como institución protectora de todos sus ciudadanos (bajada de impuestos directos y similares11, olvidando su importancia como herramienta de corresponsabilidad; privatización de servicios básicos, desde las commodities hasta la salud, la dependencia o la enseñanza -el denominado welfare), ataque que Alain Touraine define como fruto de un capitalismo neoliberal ("un periodo de fuerte desarrollo capitalista... nueva etapa de la lucha contra todas las ligaduras [políticos] que unen la economía a la sociedad" (un període de fort desenvolupament capitalista... nova etapa de la lluita contra tots els lligams [polítics] que uneixen l’economia a la societat), Globalització econòmica i fragmentació social, CCCB, 2005, pàg. 10), debilitará gravemente las oportunidades de las clases menos favorecidas. La razón reside en que su red informal de relaciones y contactos que le puedan defender de los golpes de la fortuna (red que no depende de un plan estratégico a largo plazo, ya que este plan sólo puede definirse en relación a una institución sólida que asegure la "gratificación diferida", como por ejemplo una Seguridad Social apoyada por el Estado como institución) se casi inexistente (Sennett, ob. cit. 72,73).

Este ataque -que afecta también a la Sociedad como institución, puesto que "Se trata bien bien de una ruptura de la organización social" (Es tracta ben bé d’una ruptura de l’organització social) (Touraine, ob. cit. 13) porque "Esta ruptura entre la economía y el resto de la vida social representa una amenaza directa para el conjunto de esta vida social" (Aquesta ruptura entre l’economia i la resta de la vida social representa una amenaça directa per al conjunt d’aquesta vida social) (ibid, 14)- es obviado interesadamente, sin embargo, y sin ningún problema ético, cuando afecta12 a los propios capitalistas impacientes.

La empresa, como institución, padecerá cambios de igual o mayor envergadura. Estos serán básicamente tres: la transferencia del poder de la dirección a los accionistas -pero no de la responsabilidad, que desaparece por el camino-; la potenciación de los resultados a corto plazo, basados más en el precio de las acciones que en los dividendos de la empresa (llave del concepto capitalismo impaciente, según el preciso pensamiento de Bennett Harrison); y, finalmente, el impacto de las nuevas tecnologías en la comunicación y en la producción (tanto con respecto a la transmisión de órdenes y de feed-back, como las capacidades de "dorar" el producto, confundiendo las potencias con los hechos). Estos cambios repercutirán de forma negativa en las personas, al hacer su reaparición viejos "traumas sociales y emocionales en una nueva forma institucional [, la correspondiente al] modelo de la nueva economía" (Sennett, ob. cit. 45).

Socialización: procesos asocializantes.

Ya hemos indicado en el primer apartado que quizás la anomia sea algo más que un producto, quizás sea un elemento estructural. Si esta hipótesis fuera válida, estaríamos delante de un proceso desestabilitzador en cuanto que atentaría contra los fundamentos de la sociedad: contra el proceso de socialización.

Si los denominados procesos de socialización tienen como objetivo la integración del individuo en una determinada sociedad (a través de las socializaciones primaria, secundaria y de las resocializaciones, procedimientos siempre integradors en la sociedad), para que se dé un proceso assocializante (aniquilador de las relaciones sociales) hará falta determinar cómo este proceso (en nuestro trabajo, el impuesto por el capitalismo impaciente) no puede funcionar en una sistema que socialize, o, para simplificar el razonamiento, deberemos probar que ninguno de sus requisitos dan pié a caminos válidos para la socialización.

Sabiendo que como tal todas las instituciones son a la vez resultado y herramienta de las socializaciones, no miraremos aquellas cuyo cambio haya sido promovido desde la base y contra el poder. Nos ceñiremos a la empresa como institución, que de ser una de las más poderosas herramientas de inclusión (capitalismo social o renano13) ahora ha pasado a ser -según queremos mostrar- herramienta de exclusión.

Un aspecto fundamental y significativo de este déficit de socialización es la cosificación de nuestras relaciones con el otro (al sustituir las relaciones por transacciones (Sennett, ob. cit. 27) que no aportan contenido y solidez (ibid, 93) a la red ni valoran la experiencia (ibid, 111), o en el mismo orden, cuando vemos a los compañeros de trabajo como extraños a batir (ibid, 50)); un segundo aspecto igualmente importante es la desresponsabilización sobre las funciones o el producto (sin lugar para la autocrítica (ibid, 56), con renuncia a ejercer la autoridad (ibid, 57)), y relacionado con éste, la falta de compromiso y la baja lealtad que genera (opuesto a la antigua máxima del "riesgo moral" -traducible por "hace falta asumir el resultado de las opciones escogidas"-, y que lleva a que empleados, proveedores y clientes rehuyan apoyar a empresas con problemas (ibid, 59), o a no saber definir y asumir las opciones a escoger (ibid, 72) imposibilitando el poder imaginar un relato vital en el trabajo (ibid, 115)); la impaciencia en los resultados (eficacia contra eficiencia, con la frustración que genera en empleados, clientes y usuarios el trabajo mal resuelto (ibid, 94 y 112)); y, finalmente, pero no por ello menos importante, la sensación de carencia de alternativa (cuando los líderes políticos no saben construir alternativas (ibid, 118, 138 y 151)).

Resumiendo, el capitalismo impaciente neoliberal exige para su desarrollo la cosificació del otro, la desresponsabilització sobre el producto, la renuncia a la autoridad, la baja lealtad, el resultado como único fin, su imposición global y la impotencia reguladora de la política. Ninguno de estas exigencias comulgan con la socialización del individuo; más bien al contrario, lo que requieren de él es un individualisme agresivo, amante de las desregulacions y sin ninguna otra ley que la de la selva: la anomia está servida.

Las alternativas.

"...En los países más adelantados se habla ya de un regreso a las políticas industriales, cuya destrucción fue el símbolo mismo del neoliberalisme triunfante. Pero es difícil prever la capacidad real de elección de los gobiernos" (Als països més avançats es parla ja d’un retorn a les polítiques industrials, la destrucció de les quals va ser el símbol mateix del neoliberalisme triomfant. Però és difícil preveure la capacitat real d’elecció dels governs) (Alain Touraine, ob. cit., pàg. 10 y 11)

Lo que no podemos negar, dada la facilidad con que podemos encontrar artículos relacionados con este tema (el impacto social del nuevo capitalismo), es la tremenda importancia que pensadors de todo tipo le otorgan.

Con tres días de diferencia podemos encontrar desde artículos que piden más "sofisticación del sistema financiero [y mayor] flexibilidad organizativa de las propias empresas"14 (un lenguaje que después de la lectura del libro de Sennett ya no nos puede engañar) hasta "El Pew Center descubrió, en primavera [de 2007] que hay una considerable mayoría nacional partidaria de la intervención del gobierno para restaurar la igualdad económica"15. Las soluciones no son utópicas, tal y como Sennett (ob. cit. 153 a 167) o Touraine (ob. cit. 22) nos recuerdan, pero tampoco mecánicas. Los dos, de alguna manera, ponen en el Estado como institución la herramienta política a ser utilizada por los ciudadanos por que procura "la reintegració, la reconstrucción de la sociedad... transforma el trabajo precario en ocupación más estable... [coadyuva a] la la escuela y la familia... [para que puedan resolver] las formas de fracaso personal y colectivo..." (la reintegració, la reconstrucció de la societat... transforma el treball precari en ocupació més estable... [coadjuva a] la l’escola i la família... [per a que puguin resoldre] les formes de fracàs personal i col·lectiu...) (Touraine, ibid, 22) o para levantar el estatus de la función pública (Sennett, ob. cit., 163), recomponer el relato vital (ibid, 157) y, lo que sin duda es lo más difícil de todo, reintroducir la cultura del trabajo bien hecho (ibid, 165).

Si la sociedad y el individuo somos las dos caras de la misma moneda, los dos autores, sociólogos hasta la médula, no nos dicen nada que no sepamos ya: que el futuro nunca esta del todo escrito i que en parte (en buena parte) está en nuestras manos la responsabilidad de edificarlo.

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Bibliografia


Alain Touraine, Globalització econòmica i fragmentació social, CCCB, 2005.

Boltanski i Chiapello, El nuevo espíritu del capitalismo, Akal, 2002.

José Luis Pardo, La regla del juego, Círculo de Lectores – Galaxia Gutenberg, 2005.

Naomi Klein, No Logo, Paidós, 2005.

Richard Sennett, La cultura del nuevo capitalismo, Anagrama, 2006.


Webgrafia


Emilio Ontiveros (El País, 21/12/07, El capital humano, clavo de la prosperidad)

Ignacio Sotelo (El País, 18/12/07, El supermercado de los modelos familiares)

Joaquín Estefanía (El País, 16/12/07, Intervención masiva)

Josep Ramoneda (El País, 18/12/07, La confusión)

Norman Birnbaum (El País, 23/12/07, �De qué van las elecciones norteamericanas?)

Rafael Domínguez Martín (El País, 21/12/07, América Latina y la trampa de desigualdad)

Rafael Sánchez Ferlosio (El País, 23/12/07, Sobre el patriotismo)

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1 No es trivial la opción entre potencia y acto. El filósofo José Luis Pardo dedica una parte nuclear de su libro La regla del juego a distinguir entre potencia y acto. Este filósofo, en la senda marcada por Aristóteles, da primacia al acto en cuanto que "proceso de acabamiento, de perfeccionamiento o de realización (es decir de «progreso a sí mismo» o de «llegar a ser lo que es»)", cosa que sólo será conseguida "en el mejor de los casos" con una dosis importante de afán, puesto que el paso "de la potencia al acto... es interminable" (pàg. 176). Unas páginas más adelante nos recuerda que si nos mantenemos en el reino de las potencias, de lo posible, nos hará falta un extraordinario esfuerzo para no caer en la falacia de las posibilidades infinitas -infinitas en cuanto que olvidan "lo que ya ha sucedido a la hora de postular lo que podría suceder" (ibid, 221), olvidando por el camino el valor de la experiencia obtenida y contenida en el propio acto, en el propio hecho-, tan extraordinario tendría que ser el esfuerzo invertido que es imposible evitar la trampa. El acto, el hecho, el producto se rige por la ley del esfuerzo, la perseverança, el error y lo real (siempre aproximado, nunca del todo conseguido, ibid, 219) y remite a la "rigidez de lo sucedido", a su "irreversibilidad" (ibid, 223), con todo lo que tiene de carga de responsabilidad con respecto a la propia actuación. La potencia vive el mundo de lo infinitamente elástico, infinitamente posible, la realización de la cual sólo acontece en un futuro continuamente -infinitamente- postergado y por esto radicalmente inverosímil (ibid, 220). No hace falta, así pues, remitirnos a una ética protestante del esfuerzo o a una moral que se base en la postergación razonable del beneficio. Un análisis racional ya nos muestra la trampa de dar primacia a la potencia sobre el acto.

2 "«Nuestro plan estratégico en América del Norte consiste en dedicarnos con intensidad a la gestión de la marca, al marketing... [y] transferir una porción significativa de nuestras actividades de producción... a contratistas del resto del mundo... Estas medidas son esenciales si queremos seguir siendo competitivos. » John Ermatinger, presidente de la división Levi Strauss Americas, al explicar la decisión de la empresa de cerrar veintidós fábricas y despedir a 13 mil trabajadores norteamericanos entre noviembre de 1997 y febrero de 1999" (Naomi Klein, No Logo, Paidós, 2005, pàg. 237).

3 (Auto cita) ". La gravedad del que hoy acontece radica en que la anomia ha dejado de ser un mero producto de una determinada cultura social y económica, como lo fue a inicios y medios del siglo pasado, para pasar a ser la estrategia básica de una derivació de esta cultura (la cultura del denominado capitalismo impaciente, en palabras de Richard Sennett: desregulación es su leitmotiv, su concepto insignia) y que la utiliza para su violenta imposición urbi te orbi. Ya no es que si actuamos de una determinada manera caeremos en la anomia, es que si no nos convertimos voluntariamente en anómicos, seremos excluidos de la sociedad capitalista, de toda ella." (“. La gravetat del que avui esdevé rau en que la anòmia ha deixat de ser un mer producte d’una determinada cultura social i econòmica, com ho va ser a inicis i mitjans del segle passat, per a passar a ser l’estratègia bàsica d’una derivació d’aquesta cultura (la cultura de l’anomenat capitalisme impacient, en paraules de Richard Sennett: desregulació és el seu leitmotiv, el seu concepte insígnia) i que la utilitza per a la seva violenta imposició urbi et orbi. Ja no és que si actuem d’una determinada manera caurem en la anòmia, és que si no ens convertim voluntàriament en anòmics, serem exclosos de la societat capitalista, de tota ella.”) (Área de Debate, Sociologia)

4 La abstracción de las situaciones reales de los entornos de las personas sometidas a las pruebas que miden su potencia hará que estas acontezcan tan sólo pruebas de fuerza bruta, y que sólo cuando "la situación [en que se desarrolla la prueba] se encuentre sometida a las constricciones de la justificación y los protagonistas juzguen que estas constricciones son realmente respetadas, esta prueba de fuerza será considerada legítima” (Boltanski i Chiapello, El nuevo espíritu del capitalismo, Akal, 2002). Lo cual quiere decir que una prueba sólo obtendrá legitimidad en un entorno donde la autonomía y la igualdad de oportunidades de los participantes esté garantizada.

5 "la erosión del capitalismo social ha creado una nueva formulación de la desigualdad... La antigua estructura institucional ha quedado definitivamente disuelta en el marco especial de las organizaciones flexibles" (Sennett, ob. cit., pàg. 73)

6 "Con la contratación de consultores... pueden desplazar a otros su responsabilidad de decisiones dolorosas. La unidad central manda, pero elude rendir cuentas." (ibid, 53)

7 Con respecto a los cambios que la Familia como institución está padeciendo, y en el orden de su liquació, Ignacio Sotelo (ver Webgrafia) dice: "La familia tradicional era una institución permanente: se nace y se muere dentro de ella, sin que la voluntad libre juegue el menor papel; en cambio, el carácter más llamativo de la familia nuclear moderna es que, creación de la libertad, es perecedera. La familia caduca a lo más tardar cuando los hijos se independizan al llegar a la mayoría de edad, formando una nueva familia, o cuando se disuelve por la misma decisión libre que la fundó."

8 Según Sánchez Ferlosio (ver Webgrafia), en las actualmente complejas sociedades modernas, esta institución nos complica especialmente la vida. Del patriotismo -de su carencia-, y del compañerismo a él asociada, dice: "La renacida acusación de antipatriotismo recuerda los estigmas propios de la religión obligatoria. Se pertenece a una patria como a un credo. Pero la unidad sin amistad convierte a las personas en cosas".

9 Josep Ramoneda (ver Webgrafia) nos advierte de la trampa ideológica que radica en la confusión entre Nación y Nacionalismo: "La tendencia del nacionalismo conservador a identificarse con la nación, como si fuera una misma cosa... [es] una confusión alimentada por el nacionalismo ideológico... [y en] la medida en que todo nacionalismo es una ideología de combate que se define frente a otro nacionalismo, la ecuación nación igual a nacionalista es tan eficaz como reduccionista".

10 Rafael Domínguez Martín (ver Webgrafia) hace una más que interesante aproximación a las razones de la corruptela en América Latina: "Esta trampa describe de manera muy precisa la realidad de Latinoamérica, donde la desigualdad alimenta la corrupción a través de la destrucción masiva de la confianza interpersonal y en las instituciones. La región es mucho más corrupta de lo que cabría esperar de su nivel medio de PIB per cápita, porque es la más desigual. Existe entre la opinión pública una amplia constatación de la extensión y persistencia del fenómeno de la corrupción, que echa sus raíces en la desigualdad de influencia y de riqueza, como muestra sistemáticamente el Latinobarómetro"

11 Es simptomàtic lo que Gerardo Díaz Ferran, Presidente de la CEOE, pide por el próximo 2008: "La patronal exige al Gobierno que reduzca las cargas fiscales y sociales”, “Reducción de las cargas fiscales para las empresas que favorezcan el crecimiento y el empleo” y“reducción de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social, al desempleo y al Fondo de Garantía Salarial" (El País, 11/12/07).

12 "¡Intervención, intervención!, piden los partidarios de la libertad económica mientras los beneficios suben, ante las consecuencias cada vez más despiadadas de la crisis financiera derivada de las hipotecas locas.", dice irònicament Joaquín Estefanía (ver Webgrafia) en referencia a las intervenciones no rechazadas de los Bancos Centrales.

13 Tanto Touraine (ob. cit. 9 y 10, al hablar del capitalismo europeo de los años 45 a 70) cómo Sennett (ob. cit. 29 a 37, al hablar de la burocracia piramidal que el capitalismo social hereda de la burocracia militar) demuestran la gran capacidad de inclusión que este capitalismo tenía.

14 Emilio Ontiveros (ver Webgrafia).

15 Norman Birnbaum (ver Webgrafia).


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